miércoles, 6 de mayo de 2015

Contribuido por el señor XX-7. Al parecer esto habría sido como a mediados del año 2005.

Una tarde hice doble penetración con un matrimonio. Por entonces salía una revista swinger y allí descubrí el aviso. Nos citamos en un restaurante cercano al departamento de un amigo de ellos. El tipo les prestaba el lugar para que pudieran hacer tríos. Terminado el almuerzo, nos fuimos al departamento. Ellos andarían en 35 años, yo en 40.


La tipa era delgadita y él tenía buen cuerpo. Ella castaña y él rubio. Lindos, agradables, se podría agregar. Por momentos él daba la impresión de ser medio putón.
Ella se acostó arriba mío y el marido enseguida se la metió en el trasero. Le decía: ¡ay, que buen culo que tenés, querida! Parece que siempre se calentaba al verla en cuatro patas. Le gustaba mucho dársela por atrás.
Por la cara que ponía, la mina gozaba con todo... Raro, porque no muchas gozan por atrás pero ésta parecía más caminada que una peatonal...
Así que yo frente a ella y por debajo, el tipo por detrás, ella en medio del sándwich con las piernas bien abiertas con las rodillas bien afirmadas sobre la cama. Los machos bombeábamos todo lo que podíamos, ella se movía y gozaba.


Pero lo que la excitó fue que nos preguntáramos con el marido si nos sentíamos la verga. La puso loca de calentura. Nos decía son unos hijos de puta, no pueden estar preguntándose eso…
Fue muy bizarro. Los tres acabamos a lo bestias. Pocas veces acabé como ese día…

(Trío)

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