miércoles, 9 de septiembre de 2020

LLEGUÉ TEMPRANO 
Alfonsoc 


La vi. Ella no sabe. Llegué temprano del trabajo. Entré. Pensé que ella no estaba. Pero sentí ruido. Ruido raro. Me asusté. Subí despacio, con cautela. Fui a la habitación. Abrí la puerta despacio. Estaba con otro. Desnuda. O casi. La cubría apenas un disfraz muy sensual. Tuve suerte de que estaban de espalda y no podían verme. La tenía de cara a la pared. La manoseaba. Toda. Mantuve la puerta entornada solo para mirarlos. Él metía mano, arriba y abajo. Con pasión, con lascivia. Ella gemía. Nunca la había oído gemir así, tan fuerte, tan plena. Se veía rica mitad disfrazada, mitad desnuda. Sentí celos y morbo. Juro que sentí eso. Aunque el morbo refrenó mis celos y me quedé a mirar. Solo dispuesto a huir en caso de que se dieran vuelta. Mientras miraba, me dije: Él es más joven que yo; no debe pasar ni los 30 años. No debí casarme con una mujer 15 años menor. Ella a sus 40 necesita alguien más joven y se ve que lo consiguió. Vaya si lo consiguió. No le diré nada. Le pediré el divorcio mañana mismo. Sin falta mañana mismo. Por inercia me quedé espiando lo que siguió después. Mirando cómo su disfraz cayó. Mirando cómo se apoderaba por completo de su cuerpo, de ese cuerpo que alguna vez fue solo mío. Mirando cómo se balanceaba contra ella. Oyendo cómo jadeaban juntos. Mirando cómo terminaban contra el suelo, unidos, unidos como un solo cuerpo. No pude soportar más. Bajé corriendo, tratando de no hacer ruido. Era demasiada humillación. Salí de casa. Di una vuelta larga por ahí, pensando. Regresé con lentitud como para llegar a la hora de costumbre. Alcancé a ver cuando él, mi rival, salía, ufano, seguro de sí. 

 *** 

 Hoy ya es otro día. Ayer no le dije nada. Aun sigo traumado por todo lo que vi. Pero mañana sí. Mañana la encararé. Le pediré el divorcio. Será mejor para los dos. Ahora estoy yendo hacia casa. Llegaré temprano, muy temprano. Ayer alcancé a oír que la verá de nuevo en nuestro cuarto. Si tengo suerte los veré unirse otra vez. Quiero sentir esa sensación de morbo y celos. Prometo que será la última. O quizá la penúltima. O quizá la antepenúltima… O quizá…

No hay comentarios:

Publicar un comentario