miércoles, 6 de mayo de 2015

Contribuido por el señor XX-11. El hecho ocurrió a principios de 2010.

Mi ex mujer era gordita y por cómo hablaba en la cama, siempre me pareció que había tenido otros tipos.
Me decía “bebé” y otras cosas que normalmente no se atrevía a decirlas durante el día.
Nunca se equivocaba con mi nombre pero a veces lo pensaba.
Nunca me entregaba la cola hasta que un día me la dio después de varios años.
Alegaba que era virgen de atrás porque ya de chiquita le habían dicho que era muy doloroso por ahí.
Pero por cómo le entró conmigo, parecía haber sido usada antes.
Se suponía que nunca tuvimos sexo anal por el dolor,
Pero cuando se decidió, no sentí que fuera tanta la resistencia que hacía su agujero.
Mi pija no es chiquita pero ella alegó esa vez que estaba bien lubricada.
La verdad no le creí.
Después empezó a depilarse en casa.
Siempre venía una tal Pocha, pero un día esta mujer estaba engripada, así que en su lugar vino un muchacho buen mozo.
Era gay pero a ella no le importó, alargó la manito como distraída y se encontró con una percha de aquellas…
Ella le desabrochó la bragueta y se abocó a lo que todos se imaginan.
El muchacho se excitó.
Ay… cómo le miraba el culo, cómo la dio vuelta, cómo la cogió por el lugar que se suponía era el más difícil…
Ella dijo nooooo, pero el gay con voz afeminada le dijo: nada de no, querida, las colas están para romperse, así que quietita.
Detrás de un orificio, especie de mirilla camuflada en la pared, los espiaba alguien: yo.

(La duda)

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