Contribuido por el señor XX-21. Esto ocurrió alrededor del año 2005.
Bueno, todo pasó en la playa del
pueblo costero donde vivía hace unos diez años más o menos. Era temprano y había
quedado con mi novia y su amiga en visitar una playa. Se trataba de una alejada
a la que siempre íbamos pero que esa amiga nunca había visto. Todo había empezado cierto
día charlando de esa playa en un tenderete de amigos comunes. Esta amiga no se creía
que pudiera existir una playa como esa cerca de mi pueblo. Como hablábamos y
hablábamos tanto del tema, mi novia un día le dijo que se animara con su novio
a verla con nosotros. Es
una playa apartada, caminando se tarda como una hora en llegar y es de roca y,
sorprendentemente, de arena blanca. Una
mezcla que la hace espacial. Además tiene unas cuevas en las cuales te puedes refugiar
del calor.
En fin, que era simplemente pasar un día de playa, aunque
se convirtió en algo más al no aparecer el novio de nuestra amiga. Así que solo
fuimos mi novia, la amiga y yo. El novio
no podía acompañarla por causa del trabajo.
Bueno, el asunto es que empezamos a caminar. A la media
hora mi novia tuvo que parar porque bueno… tenía una urgencia. Así que paramos
por ahí y mientras esperábamos, me fijé en el magnífico cuerpo que tenía
nuestra amiga. Qué puedo decir… pues que tenía unas tetas mejores que las de mi
novia, y con eso creo decir todo. No eran enormes, no señor, eran, digamos, medianas,
pero lo que se dice muy bien puestas. Perfectas. Encima se le trasparentaban
los pezones en el bikini. Olvidé decir que iba en pantalón corto y bikini, parte
de arriba blanco. Hacía mucho calor.
El tema es que me quedé arrobado mirándoselas (¡y
admirándoselas!). Creo que se dio cuenta pero hizo como que no le daba
importancia. Claro que el bichito ya empezaba a picar...
Seguimos caminando y ya estábamos a punto de llegar a la
playa cuando cruzamos otra vez miradas y ella, nuestra amiga, se echó a reír.
En realidad me coqueteaba disimuladamente. Mi novia iba delante, estaba en su
mundo, me tiene confianza y ni un tanto así se daba cuenta.
Por fin llegamos a la playa y ellas salieron corriendo a
darse el primer baño. Era hermoso verlas a las dos juntas mientras yo preparaba
todo. En principio clavé la sombrilla, y después puse los víveres y cuanta cosa
que trajimos, a la sombra.
Ambas se habían quitado el pantalón y estaban en bikini.
Me acerqué a ellas y nos bañamos juntos durante un rato. Yo
estaba en bañador corto y me daba cuenta cómo la otra me miraba, discreta pero bien
que me miraba. Jugamos un poco los tres con una pelota, bromeábamos. Éramos
jóvenes, ellas andaban en 28 años y yo apenas unos años menos. De repente, de tanto
juego… ¡zaz!, a nuestra amiga se le rodó el bikini y se le vio un pezón. Una lola
perfecta. Una lola para loar. No es que mi novia no las tuviera buenas pero sí
un poco más pequeñas. Mi novia algo más blanquita en tanto que la otra, más
morenita.
En medio del juego le di la espalda a mi novia mientras nos
reíamos con la otra. Mi novia no se había dado cuenta del verdadero motivo de
nuestra risa, quizá pensó que era por alguna torpeza del juego. Seguimos
jugando.
La morenita se tapó la teta pero de tanto en tanto el agua
le pasaba y ¡zaz! vuelta el pezón a saludarme… cosa que nos volvía a tentar a
los dos… y sobre me despertaba la polla... A propósito, ésta estaba empalmándose
fiero.
La morenita no le quitaba ojo a mi bulto, cosa que también
la hacía reír. Solo quitaba la vista de mi bulto cuando notaba que mi novia amenazaba
darse vuelta hacia nosotros. Y así durante un rato. Pensé que esto iría a
acabar mal (¡o bien, según se lo mire!).
Salimos del agua cuando sentí que se me bajaba un poco la
empalmada.
Nos fuimos a comer. Nos bebimos unas cervezas y nos
tumbamos al sol. Mi novia así en toples bajo el paraguas y las toallas. La otra
no podía en principio hacer toples, ja, ja, ja. Bien que lo hacía con mi novia en
otras playas cuando andaban solas pero estando yo en medio no se atrevía. Pero mi
novia la terminó convenciendo. Le dijo que no pasaba nada, que todo quedaría
entre nosotros. Que su novio no tenía por qué saberlo. Empecé a ver de reojo
cómo se quitaba tímidamente el bikini. Era impresionante lo bonitas que las
tenía. De no creer.
El toples de ambas me provocaba ventajas e inconvenientes.
Por un lado era un buen muestrario en el que uno podía comparar virtudes
carnales de las dos chicas… aunque definitivamente ganaba la otra. Pero también
hacía que mi polla tendiera a inquietarse, cosa que seguro haría reír a nuestra
amiga pero para nada a mi novia. En fin que era una tortura tener todo ese
tesoro a mano y no poder disfrutarlo como se debe. Esos dos pares de tetas a la
intemperie y uno sin poder hacer nada. Hay que tener un autocontrol que ni un
santo. Mi bulto ya era de órdago. Así que opté para evitar inconvenientes tumbándome
boca abajo. Pese a todo, mi novia empezó a darse cuenta esta vez y tenía la
cara medio cambiada. Pero bueno, qué puede hacer uno… uno no deja de ser
hombre…
No sabía donde meterme porque mi erección no cedía. Así que
en un momento en que mi novia no me miraba, aproveché para salir corriendo
hacia el mar. La erección me precedía pero yo la tapaba con mi cuerpo de la
vista de las dos. En un minuto estábamos bañándonos de nuevo, pero esta vez
ellas sin la parte de arriba.
Pero esta vez me daba royo acercarme a nuestra amiga. Aunque
poco a poco con el juego nos rozamos. De tan cerca esas tetas eran
impresionantes, demasiado deseables.
Y antes no me había fijado en su parte de abajo, que era
blanca y se notaba la rajetita de su coño totalmente afeitado. Estaba que se me
salía la polla del bañador, lo único que me salvaba de la pelotera con mi novia
era el agua que me cubría hasta la cintura.
En unas de esas, jugando con la pelota, nuestra amiga me rozó
y notó mi polla, que encima es bien gruesa y no pequeña. Mi novia ya no hacía
nada. O se lo tomaba como normal o no se daba plena cuenta del asunto, siempre
tendré esa duda.
Sin querer la otra me rozó un par de veces. Pero después ya
fue algo anormal, estaba excitada, y el roce era intencional.
Una amiga, con experiencia en estas lides, me dijo después
que cuando una mujer roza un pene nunca es sin querer. Quizá tenga razón… No
sé, juro que nunca fui mujer, ja, ja, ja.
Yo no sabía dónde meterme porque no quería sufrir las iras
de mi novia, pero la otra estaba sacada y cómo. Así que en cuanto sentí el
bajón de mi polla fui a tumbarme de nuevo al sol. Las dos me siguieron y se
tumbaron al lado.
En esto, que me entran ganas de ir a mear y me voy a una de
las cuevas cerca del mar. Ellas se quedaron tumbadas como estaban.
Cuando terminé, vi que nuestra amiga estaba viniendo hacia
mí, hacia las cuevas. Así que la esperé. Venía a mear también pero resulta que,
apenas llegó, empezó a decirme que no la tomara por lo que no era, y que sobre
todo no quería crear problemas entre mi novia y yo. Pero mientras hablaba y
hablaba, yo no podía dejar de mirarle esas tetas, ya que seguía en toples y
ahora dentro de la cueva a solas conmigo. Ella seguía con su lata, no paraba de
decir que no quería que ni su novio ni mi novia se enteraran de lo pasado y demás,
es decir de los roces, las risas intencionadas y todo eso. En fin, de que
estábamos excitados y deseosos.
Aquella amiga me dijo también que es toda una técnica. Que
la mujer lo dice para que al tipo le quede bien en claro que ella lo desea y
mucho. Así que la técnica, según esta amiga, empieza con “mira, no quiero tener
problemas con tu novia…”
Puede que mi amiga tenga razón ya que en una de esas latas la
pillé mirándome la polla, que yo tenía casi fuera del bañador.
Cuando vio que la pillé, se mordió la lengua (pero siguió
mirando mi polla) y dijo de pronto ¡ay no sé qué me pasa! Y lo peor: se reía
tontamente.
Yo estaba muy excitado y me abalancé sobre ella. La besé.
Ella hizo como para separarse. Dijo que eso no podía ser. Volví a besarla y su
cuerpo se rozó con el mío. Creo que por eso aceptó seguir con el beso. Sintió
mi polla apoyada en su barriga. Vi que ya no trataba de apartarse. Es más, sus
pechos se pegaron a mi cuerpo, yo no me lo creía. Sentir esos pechos piel a
piel.
No aguanté más, bajé mi boca a sus pechos y chupé todo lo
que pude esos pezones hermosos. Ella se movía excitada. Yo no podía creer que fueran
tan perfectos. Mi polla afuera contra su ombligo, que además parecía crecer de
continuo. Ella gemía muy bajo pero intensamente.
Tenía ganas de tocarla por todos lados. Y ahí, sin que le
pidiera, me empezó a pajear. Mi novia seguía al sol a unos 100 metros . En una miré
por si se le ocurría venir o algo, pero seguía tumbada y en su mundo. Yo
disfrutaba de la paja, cuando de pronto la morenita no aguantó más y se
arrodilló. Me empezó a chupar y a pasar su lengua por toda la cabeza de mi
polla. Yo estaba en la gloria. Ella ponía una cara de morbo, parecía fuera de sí.
Se la intentó meter toda en la boca pero no podía, yo la tenía muy empalmada,
demasiado grande en ese momento. Creo que ella nunca había tenido una polla así
porque no era normal como la miraba.
En ese momento quería follarla pero no podía. Hubiera sido
muy peligroso tardar mucho más. Mi novia se habría dado cuenta…
Así que me corrí en sus tetas. No aguanté mucho más. Salieron
varios disparos de semen, nunca me había corrido tanto. Parte le entró en la
boca y muchos más en las tetas, quedó toda manchada de blanco. Quedó mirándome
con cara de morbosa. Quería más pero no podíamos. Su intención es que la
penetrara y acabar con la vagina pero no daba para más. De no haber estado mi
novia tan cerca... Yo volví con mi novia y ella se fue a bañar directamente,
sin pasar por la sombrilla, para quitarse toda la leche con el agua de mar. Y sobre
todo el fuerte olor a semen.
Al rato aparecí con tres
cervezas que fui a buscar a la nevera.
A la noche me cogí a mi novia
en la misma caseta pues nos quedamos a dormir los tres en la playa. Mi novia me daba la espalda y
se la metí despacio, lentamente. La morenita en la misma caseta
pero del otro lado, casi pegada al cuerpo de mi novia. Creo que se hizo la
tonta pero se dio cuenta de todo…
(Sexo en Canarias)
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